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2. En España: ¿qué ha pasado?

A lo largo de estos 25 años la infección por VIH ha trasformado nuestra sociedad en diferentes campos: ha hecho avanzar de manera espectacular la investigación básica; ha cambiado radicalmente nuestros comportamientos y nuestras actitudes respecto al sexo y nos ha hecho ser más conscientes de la vulnerabilidad que todos conllevamos en el ámbito de la sexualidad. También, hemos aprendido que los problemas de salud pública no se resuelven marginando o ignorando una realidad como es la aparición de esta epidemia.

Evolutivamente, la epidemia de SIDA en nuestro país consta de dos fases bien diferenciadas: una ligada a las jeringuillas y la otra a la transmisión por las relaciones sexuales. El cambio de una a la otra se fue produciendo de forma imperceptible al comienzo, pero al final el giro ha sido total.

En todo este recorrido hay un momento clave, que marca un antes y un después: el año 1996, con la incorporación de la terapia antirretroviral combinada. Éste ha sido uno de los avances más espectaculares de la medicina en los últimos tiempos, el SIDA se ha convertido en una enfermedad crónica, habiéndose reducido la mortalidad de forma espectacular y frenado la diseminación del VIH. Sin embargo, la disminución de la mortalidad de los pacientes de SIDA ha tenido, como contrapartida, una consecuencia inesperada, pues ha contribuido a bajar la guardia en la prevención.

En resumen, casi 25 años después de que fuera detectada la existencia del SIDA, la lucha contra el VIH continúa siendo una tarea inacabada a la que no hemos podido aportar soluciones definitivas, como es una vacuna. Por ello, es necesario reflexionar sobre las enseñanzas recibidas durante este tiempo y afrontar mejor los desafíos del presente y del futuro.

Gráfico: 25 años de SIDA

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