En los ensayos clínicos realizados, la eficacia a los 21 días tras la administración de la primera dosis es de alrededor del 90%. Tras la segunda dosis, la eficacia a los 7 días es del 95%(1).
La administración de una dosis ofrece una protección a corto plazo muy importante. No obstante, para garantizar la protección a largo plazo es necesario administrar dos dosis de la vacuna.
El objetivo final será vacunar al personal con la segunda dosis en un máximo de 28 días desde la primera dosis. En los casos en los que esto no sucediera, las instituciones sanitarias internacionales(2,3,4) autorizan el uso de la vacuna hasta los 42 días desde la administración de la primera.
En aquellos casos en los que no se administre en estos plazos, como con el resto de vacunas, no se debe reiniciar la pauta de vacunación y se administrará la segunda dosis a la mayor brevedad posible. En los estudios realizados con otras vacunas frente a COVID-19(5) se ha comprobado que, como ocurre habitualmente con otras vacunas, el alargamiento de los plazos no repercute en la inmunidad generada, ya que se observa un efecto booster tras la administración de la segunda dosis.
Dado el alto grado de incertidumbre sobre aspectos esenciales de la inmunidad generada por la infección natural, la vulnerabilidad de las personas internas en las residencias y centros de mayores y la evidencia de la seguridad de la vacunación en las personas que han pasado la enfermedad, se recomienda la vacunación de todas las personas internas en estos centros, incluyendo grandes dependientes institucionalizados, y de todo el personal que trabaja en estos centros, independientemente de que hayan pasado la enfermedad o no(6).
Como norma general se mantendrá la vacunación prevista de todos los residentes y trabajadores de estos centros salvo en dos situaciones particulares en las que se pospondrá(7):
Se recomienda la vacunación del resto de personas, incluidos los posibles contactos de casos confirmados, dado que es previsible que en este ámbito se produzcan exposiciones repetidas durante largos periodos de tiempo.
Aquellos casos que se confirmen entre la primera y la segunda dosis de vacuna recibirán la segunda dosis según el intervalo establecido, siempre que haya terminado el periodo de aislamiento oportuno.
En cuanto al personal sanitario de primera línea y otro personal sanitario y socio-sanitario que ha tenido una infección confirmada por SARS-CoV-2, podrá retrasar la vacunación hasta que transcurran 6 meses desde la fecha del diagnóstico. Esta recomendación se realizará preferentemente en las personas de estos grupos menores de 55 años de edad <sup>(8)</sup>.
Se podría retrasar la vacunación de las personas que hayan padecido enfermedad o infección diagnosticada en los 6 meses anteriores a la vacunación, de cara a priorizar la vacunación de los que aún no hayan pasado la enfermedad. En el momento actual, este retraso de la vacunación se aplicará exclusivamente a las personas menores de 55 años y sin condiciones de riesgo.
Aquellos casos de COVID-19 que se confirmen después de la primera dosis:
En el caso de las personas que iniciaron la pauta de vacunación con la anterior recomendación (administrar la vacuna 90 días después de haber pasado la enfermedad), terminarán la pauta según esa recomendación; no se ampliará a los 6 meses.
En estos casos, la segunda dosis se debe posponer hasta haber finalizado el periodo de cuarentena, luego se administrará según su orden de prioridad.
En todos los casos, la pauta completa de vacunación se realizará con el mismo preparado de la vacuna de la primera dosis.
La vacuna, aunque reduce considerablemente el riesgo de enfermar, no proporciona protección total frente a COVID-19. Por lo tanto, seguirá siendo necesario mantener las medidas de prevención indicadas por las autoridades sanitarias, como son el distanciamiento social, correcto uso de protección respiratoria e higiene de manos.