Los documentos consultados coinciden en que para evitar la pérdida de masa muscular y la desnutrición en personas mayores, la ingesta de proteínas debería ser de 0,8-1,2 g/kg/día, e incluso cifras mayores en caso de enfermedad grave, úlceras por presión o si ya existe desnutrición.
Se han consultado Sumarios de Evidencia (SE) (1-4) y Guías de Práctica Clínica (GPC)(5-8) que abordan la alimentación en el envejecimiento. Todos los documetnos coinciden en que los cambios asociados con el envejecimiento normal aumentan el riesgo nutricional en los adultos mayores. El envejecimiento se caracteriza por una disminución de las reservas orgánicas y un debilitamiento de los controles homeostáticos. Aproximadamente el 15% de los pacientes ambulatorios mayores y la mitad de los adultos mayores hospitalizados presentan desnutrición, por lo que se recomienda que los profesionales sanitarios realicen una evaluación y un asesoramiento nutricional rutinario a las personas mayores.
Las directrices prácticas de la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo(5) recomiendan al menos 1 g de proteína por kg de peso corporal para adultos mayores, aunque algunos estudios han recomendado una ingesta mayor de proteína para adultos mayores, de 1 a 1,2 g/kg/día, para prevenir la pérdida de masa muscular magra. Durante situaciones de estrés o lesiones, el requerimiento de proteína puede aumentar a 1,5 g/kg/día, pero estos requerimientos deben ajustarse para pacientes con insuficiencia renal o hepática. Se indica que una ingesta proteica inadecuada también puede contribuir a la sarcopenia y a la disminución de la función física y se hace referencia a un estudio de cohortes prospectivo reveló que los adultos de 70 a 79 años con una ingesta proteica ≤0,8 g/kg/día (la ingesta diaria recomendada) presentaban un mayor riesgo de desarrollar limitaciones de movilidad durante seis años de seguimiento que aquellos con una ingesta proteica ≥1 g/kg/día(9), aunque los autores sugieren que se requieren ensayos aleatorizados para confirmar si esto es causal o coincidente.
En nuestro contexto sanitario destacamos el documento sobre actividades preventivas en el mayor (actualización 2024) realizado por el grupo de trabajo del Programa de Actividades de Prevención y Promoción de la Salud (PAPPS)(10), en el que se aborda la prevención de la malnutrición en la persona mayor.
Las personas mayores con factores de riesgo de desnutrición (bajo peso, pérdida de peso involuntaria, afección concomitante,…) deben someterse a un test de cribado nutricional con una herramienta validada, independientemente del indice de masa corporal que presenten al inicio del estudio. El objetivo será identificar la presencia de desnutrición o el riesgo de desarrollarla, y beneficiarse de una intervención dietética precoz. Este documento incluye una serie de recomendaciones:
- Seguir una dieta variada y equilibrada, a base de alimentos frescos y medioambientalmente sostenibles (dieta mediterránea), si es posible desde la infancia.
- La dieta debe ser rica en proteínas, ya que las necesidades de este nutriente aumentan con la edad, especialmente en presencia de enfermedad.
- Beber líquidos con frecuencia para evitar la deshidratación.
- Las personas mayores, especialmente aquellas con pérdida de peso involuntaria, deben someterse a un test de cribado nutricional con una herramienta validada, para identificar el riesgo o la presencia de malnutrición e iniciar un tratamiento dietético adecuado.
- Se recomienda combinar las intervenciones nutricionales con ejercicio físico, ya que se obtienen mejores resultados que solo con tratamiento dietético.