[El entrenamiento de fuerza o también llamado entrenamiento de resistencia, se define como el uso sistemático de diversos métodos para aplicar resistencia al movimiento con el fin de aumentar la capacidad de ejercer o resistir fuerza. Los métodos de aplicación de resistencia pueden incluir pesas libres, ejercicios con el peso corporal, máquinas de pesas, bandas elásticas u otros dispositivos(1)].
Según la documentación revisada, no se ha encontrado evidencia que sugiera que el entrenamiento de resistencia (ER) afecte negativamente al crecimiento y la maduración durante la infancia y la adolescencia. De hecho, se sugiere que, con la supervisión adecuada y en un entorno controlado, el ER puede tener un efecto favorable en el crecimiento y desarrollo óseo durante la infancia y la adolescencia.
El Sumario de Evidencia (SE) sobre actividad física y ER en niños y adolescentes(1), manifiesta la recomendación de realizar actividades de fortalecimiento muscular tres o más días a la semana con programas de ER para jóvenes, bien diseñados y supervisados, que sigan las precauciones de seguridad. Además, se destaca la ausencia de evidencia de que el ER, bajo condiciones adecuadas, afecte negativamente el crecimiento de los jóvenes.
Este SE se fundamenta en las directrices de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), un panel de consenso internacional y las pautas de la Asociación Nacional de Fuerza y Acondicionamiento (NSCA, por sus siglas en inglés).
En un Informe Clínico sobre ER en niños y adolescentes(2), actualización del documento de la AAP elaborado en 2008, se analiza la información y las investigaciones actuales (revisado y ratificado en 2024) sobre los beneficios y riesgos del ER para niños y adolescentes, y se expresa que los programas de ER bien diseñados no tienen efectos negativos aparentes sobre el crecimiento lineal, la salud física ni el sistema cardiovascular. Asimismo, enfatiza que la seguridad del ER mejora cuando instructores, entrenadores y docentes garantizan un entorno seguro y emplean estrategias de enseñanza acordes con el desarrollo infantil.
Un Consenso Internacional(3) publicado en 2014, refuta las preocupaciones tradicionales sobre los posibles efectos adversos del ER en el desarrollo del esqueleto. Expone que, en lugar de afectar negativamente el crecimiento óseo, diversos informes sugieren que la infancia es un momento clave para desarrollar masa ósea y fortalecer la estructura ósea mediante actividades con carga de peso. La idea de que el ER pueda dañar las placas de crecimiento no está respaldada por estudios científicos ni por observaciones clínicas. Al contrario, la tensión mecánica generada por el ER, así como la de ciertos deportes de alta intensidad como la gimnasia o el levantamiento de pesas, puede ser beneficiosa para la formación y crecimiento óseo.
Los expertos también señalan que, si bien los niños tienen un menor riesgo de lesiones relacionadas con el ER, como esguinces articulares y distensiones musculares, es fundamental prestar atención a la alineación postural inicial y a la competencia técnica durante todos los ejercicios del programa de entrenamiento para garantizar una práctica segura y eficaz, independientemente del modo de ER.
La NSCA(4) publicó su primer documento sobre el ER juvenil en 1985, revisándolo posteriormente en 1996 y 2009. Esta última actualización aborda cuatro áreas clave:
- Posibles riesgos y preocupaciones asociados con el ER juvenil.
- Beneficios para la salud y condición física en niños y adolescentes.
- Tipos y cantidad de ER adecuados para jóvenes sanos.
- Consideraciones de diseño para optimizar las adaptaciones al entrenamiento a largo plazo.
La postura de la NSCA es la siguiente con respecto a un programa de ER bien diseñado y supervisado:
- es relativamente seguro para los jóvenes,
- puede mejorar la fuerza y la potencia muscular de los jóvenes,
- puede mejorar el perfil de riesgo cardiovascular de los jóvenes,
- puede mejorar el rendimiento motor y contribuir a un mejor rendimiento deportivo de los jóvenes,
- puede aumentar la resistencia de un joven atleta a las lesiones deportivas,
- puede ayudar a mejorar el bienestar psicosocial de los jóvenes, y
- puede ayudar a promover y desarrollar hábitos de ejercicio durante la infancia y la adolescencia.
Finalmente, dos revisiones sistemáticas (RS) publicadas en 2025 refuerzan los beneficios del ER. La primera(5) concluye que la implementación de programas de ER en educación primaria confiere diversos beneficios a nivel integral para los estudiantes y es crucial para mejorar el estilo de vida y la calidad de vida de los estudiantes. La segunda, que incluye un metaanálisis(6), explica que los programas supervisados de ER pueden mejorar significativamente la condición física en niños y adolescentes en edad escolar.


