En 2017, este Banco de Preguntas publicó una consulta sobre si seguir una dieta libre de gluten (DLG) podía ser perjudicial para un adulto sano(1). En ese momento se concluyó que “las personas sanas que siguen una DLG no reciben todos los nutrientes necesarios y, además, pueden presentar cambios significativos en su microbiota intestinal”.
Tras actualizar la información, la escasa documentación reciente encontrada refuerza esas conclusiones, aún vigentes, y sugiere que evitar el gluten en la dieta puede conllevar una menor ingesta de cereales integrales, los cuales se asocian con beneficios cardiovasculares. Por tanto, no se recomienda promover la DLG en personas sanas, sin enfermedad celíaca (EC) o intolerancia al gluten, porque su indicación no reporta beneficios y no está exenta de efectos adversos.
El Sumario de Evidencia (SE) de Uptodate, sobre dieta saludable en adultos(2) explica que en personas EC y sensibilidad al gluten no celíaca, una DLG ha demostrado ser beneficiosa. Sin embargo, fuera de este grupo, hay escasa evidencia que respalde los beneficios para la salud de una DLG. Es más, algunos estudios sugieren que podría aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular debido a la menor ingesta de cereales integrales(3).
Un estudio de cohorte examinó la relación entre el consumo prolongado de gluten y el desarrollo de enfermedad coronaria(3). Participaron 121.700 enfermeras de 11 estados de EE. UU., inscritas en 1976 en el Estudio de Salud de las Enfermeras (NHS, por sus siglas en inglés), y 51.529 profesionales de la salud varones de los 50 estados, inscritos en 1986 en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud (HPFS). Tras aplicar los criterios de exclusión, se analizaron datos de 64.714 mujeres y 45.303 hombres.
En estas cohortes, la ingesta diaria media estimada de gluten al inicio fue de 7,5 (Desviación Estandar [DE] 1,4) gr entre las mujeres y 10,0 (2,0) gr entre los hombres en el quintil más alto y de 2,6 (0,6) gr entre las mujeres y 3,3 (0,8) gr entre los hombres en el quintil más bajo. En 2010, la ingesta diaria media estimada de gluten fue de 7,9 (2,4) gr entre las mujeres y 9,2 (2,8) gr entre los hombres en el quintil más alto y de 3,1 (1,2) gr entre las mujeres y 3,7 (1,3) gr entre los hombres en el quintil más bajo.
La ingesta de gluten se correlacionó inversamente con la ingesta de alcohol, el tabaquismo, la ingesta total de grasas y la ingesta de carne roja sin procesar. La ingesta de gluten se correlacionó positivamente con la ingesta de cereales integrales (coeficientes de correlación de Spearman NHS: 0,37; HPFS: 0,42) y de cereales refinados (coeficientes de correlación de Spearman NHS: 0,66; HPFS: 0,65). El gluten no mostró una correlación significativa con la ingesta de sodio (coeficientes de correlación de Spearman NHS: 0,13; HPFS: 0,07).
Durante el seguimiento total de 2.273.931 personas-año, se documentó enfermedad coronaria en 6.529 participantes (2.431 mujeres y 4.098 hombres). Se desarrolló un infarto de miocardio mortal en 2.286 participantes (540 mujeres y 1.746 hombres) y un infarto de miocardio no mortal en 4.243 participantes (1.891 mujeres y 2.352 hombres). En comparación con los participantes en el quintil más bajo de la ingesta de gluten, que tenían una tasa de incidencia de enfermedad cardíaca coronaria de 352 por 100.000 personas-año, aquellos en el quintil más alto tuvieron una tasa de 277 eventos por 100.000 personas-año, lo que lleva a una diferencia de tasa no ajustada de 75 (intervalo de confianza del 95% 51 a 98) menos casos de enfermedad cardíaca coronaria por 100.000 personas-año. Ajustando solo por edad, los participantes en el quintil más alto de la ingesta de gluten tuvieron un menor riesgo de enfermedad cardíaca coronaria posterior en comparación con aquellos en el quintil más bajo en hombres (cociente de riesgo 0,88, intervalo de confianza del 95% 0,80 a 0,97) y en el análisis agrupado (0,87, 0,80 a 0,93). Sin embargo, después del ajuste por raza, índice de masa corporal, altura, diabetes, uso regular de aspirina o medicamentos antiinflamatorios no esteroides, uso de estatinas, uso de multivitaminas, alcohol, tabaquismo, antecedentes parentales de enfermedad cardíaca coronaria, hipertensión, hipercolesterolemia, actividad física, estado menopáusico y uso de hormonas menopáusicas, la asociación ya no fue significativa (cociente de riesgo 0,98, 0,91 a 1,06) en las cohortes agrupadas.
Los autores concluyeron que, en estas dos grandes cohortes seguidas durante más de 25 años, el consumo de gluten no se asoció significativamente con el riesgo de enfermedad coronaria. Consideran que aunque las personas con o sin EC pueden evitar el gluten por motivos sintomáticos, estos hallazgos no respaldan una DLG como estrategia para reducir el riesgo cardiovascular. Además, evitar el gluten podría reducir el consumo de cereales integrales, conocidos por su efecto protector cardiovascular. Por tanto, no se recomienda una DLG con fines preventivos en personas asintomáticas sin EC.
Uptodate, también ofrece información dirigida a pacientes sobre la DLG(4), en la que indica que este tipo de dieta está recomendada en EC y en dermatitis herpetiforme. No obstante, señala que, “muchas personas que no tienen ninguno de estos padecimientos también optan por una DLG. Es posible que hayan escuchado que esta dieta puede ayudarles a bajar de peso o a sentirse mejor. Si bien es cierto que una DLG que incluya muchas verduras, frutas y proteínas puede ser saludable, en algunos casos también impide que las personas reciban todos los nutrientes que necesitan. Además, ciertos productos libres de gluten contienen altos niveles de azúcar y calorías, lo que puede dificultar el mantenimiento de un peso saludable”.
Posteriormente a 2017 (año de publicación de la pregunta Preevid(1)), estudios observacionales y de intervención (con muestras menores a 30 personas), no recomiendan la DLG en adultos sanos:
- Un estudio prospectivo de intervención, publicado en 2024, evaluó los efectos a corto plazo de una DLG sobre biomarcadores cardiovasculares y calidad de vida en individuos sanos(5). Los autores observaron que, aunque la DLG mostró efectos antinflamatorios, no se tradujo en una mejora cardiovascular general ni en un aumento de la calidad de vida.
- Ese mismo año, se publicó un estudio prospectivo observacional que analizó el impacto de una DLG en la microbiota intestinal de sujetos sanos(6). El estudio concluyó que una DLG de 30 días no modificó significativamente la eubiosis intestinal; sin embargo, se detectó una disminución en la abundancia relativa del género Bifidobacterium, lo cual podría comprometer la homeostasis intestinal e inmunológica, así como el estado general de salud.
- En 2022, un ensayo cruzado, simple ciego y no aleatorizado, evaluó los efectos de la DLG en mujeres sanas no celíacas(7). Los resultados mostraron que la ingesta de gluten (20 g/día) durante tres semanas no afectó la composición corporal ni el gasto energético en reposo, sin restricción calórica en la dieta. No obstante, seguir una DLG produjo cambios en la composición de la dieta que redujeron su calidad y aumentaron su potencial inflamatorio.


