Los Sumarios de Evidencia(SE) y las Guías de Práctica Clínica (GPC) consultadas, sobre depresión en el anciano y el adulto, recomiendan fundamentalmente el uso del Cuestionario de salud del paciente-2, Cuestionario de salud del paciente-9, la Escala de Cornell para el cribado de la Depresión en la Demencia y la Escala de Depresión Geriátrica (GDS, por sus siglas en inglés), especialmente diseñada para el cribado de aquellas personas mayores de 65 años que presentan comorbilidades.
El SE de UpToDate sobre detección de la depresión en adultos(1) recomienda el cribado rutinario de la depresión en personas mayores de 65 años o más. El cribado y la evaluación de la depresión en estas personas presentan desafíos especiales, ya que los mayores pueden ser más reacios a reconocer la depresión o a la creencia de que los síntomas de la depresión son consecuencia del "envejecimiento normal". Por otro lado, el profesional sanitario puede tener dificultades para diferenciar los síntomas de depresión de los de enfermedades concurrentes o los efectos secundarios de los medicamentos. El deterioro cognitivo de estas personas también puede dificultar el cribado.
Los autores de este SE sugieren una estrategia de cribado de la depresión en dos pasos:
- Paso 1: Comenzar utilizando el Cuestionario de salud del paciente-2 (PHQ-2, por sus siglas en inglés). El PHQ-2 se deriva de la herramienta Primary Care Evaluation of Mental Disorders (PRIME-MD) y detecta la depresión de forma rápida y precisa con solo dos preguntas.
- Paso 2: Las personas con un resultado positivo deben someterse a una evaluación adicional con el Cuestionario de salud del paciente-9 (PHQ-9, por sus siglas en inglés). El PHQ-9 es un instrumento de nueve preguntas cuyas preguntas se corresponden directamente con los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-5, por sus siglas en inglés) para la depresión mayor. El PHQ-9 es un instrumento ampliamente validado en diversas poblaciones de pacientes y en varios idiomas, y presenta una sensibilidad y especificidad aceptables.
Entre los instrumentos de detección desarrollados específicamente para adultos mayores, los autores de este SE destacan la Escala de Cornell, para el cribado de la Depresión en la Demencia, que puede utilizarse para evaluar a personas con deterioro cognitivo y la Escala de Depresión Geriátrica (GDS, por sus siglas en inglés), especialmente diseñada para el cribado de aquellas personas mayores de 65 años que presentan comorbilidades que pueden dificultar la interpretación de los resultados del PHQ-9. Este SE cuenta con varias tablas donde se recogen diversos instrumentos de detección de la depresión en personas mayores y en las que se indica sus características principales así como su especificidad y sensibilidad. En este documento se sugiere que a la hora de elegir una prueba de cribado, los profesionales sanitarios deben considerar los siguientes factores:
- Facilidad de administración (completada por el paciente o por el profesional sanitario, número de preguntas, nivel de lectura requerido).
- Facilidad de puntuación e interpretación.
- Validación en diversas poblaciones (p. ej., diferentes entornos clínicos, grupos de pacientes, varios idiomas).
- Uso de un estándar de referencia adecuado (p. ej., el "patrón de oro" con el que se compara la prueba).
- Precisión de la prueba en la población a cribar (generalmente medida por la sensibilidad, la especificidad o los cocientes de verosimilitud).
El SE Dynamed sobre depresión en adultos mayores(2), señala que las herramientas que han mostrado mayor utilidad para la detección de la depresión y su gravedad en adultos mayores incluyen la GDS, el PHQ2 y/o el PHQ9. Añade que estos instrumentos son precisos y factibles para la detección de la depresión en la tercera edad.
El SE de BMJ sobre depresión en adultos(3) recomienda la detección de la depresión en todos los adultos mayores, usando el PHQ-2 y el PHQ-9, ya que hay pruebas, derivadas de un metanálisis(4), en el que se determinó que un enfoque de cribado que comienza con un PHQ-2, y pasa a un PHQ-9 cuando había puntuaciones ≥2 en el PHQ-2, tenía una precisión similar a la de realizar el PHQ-9 a todos los pacientes, y reducía la necesidad de realizar un PHQ-9 completo en más del 50% de los casos.
La Guía de Buenas Prácticas de la Asociación Profesional de Enfermeras de Ontario (RNAO, por sus siglas en inglés) sobre Delirio, Demencia y Depresión en las Personas Mayores(5) recomienda utilizar la escala de Cornell y la GDS para la detección de depresión en adultos mayores.
En nuestro contexto asistencial, la GPC sobre tratamiento de la depresión en Atención Primaria(6), incluye una tabla (tabla 2) con los instrumentos de evaluación de la depresión validados en español, y entre ellos se encuentran el PHQ-9, la Escala para la Detección de Depresión en Ancianos (EDDA) y la DGS, en sus dos versiones validadas la GDS-15 y la GDS-5. En este documento no se indica preferencias de un instrumento sobre otro.
Otras GPC consultadas que abordan la depresión en personas adultas, no hacen mención a las escala más apropiada de cribado de depresión en el anciano(7-9).


