En una pregunta publicada por el Banco de Preevid, en 2018, “¿Qué beneficios proporciona el uso de la vía intramuscular frente a la oral en la administración de medicación?”(1), se concluyó que la eficacia de la vía intramuscular (VIM) no supera a la oral (VO) salvo excepciones, e implica riesgos adicionales tanto para pacientes como para profesionales.
La escasa información disponible sugiere que la VO es igual de eficaz, más accesible y fácil de administrar que la IM. En todo caso, antes de decidir la vía, es fundamental valorar el cuadro clínico, conocer las indicaciones del fármaco y tener en cuenta las preferencias del paciente.
Esta respuesta del Banco Preevid, se fundamentó en la nota informativa farmacoterapéutica del Servicio Canario de Salud, del año 2017, sobre el uso racional de la medicación intramuscular (IM)(2), así como otras publicaciones posteriores.
En la búsqueda realizada en las bases de datos de la biblioteca virtual de Murciasalud, hallamos revisiones sistemáticas, ensayos clínicos y estudios primarios comparando la VO y la VIM en casos concretos de fármacos, pero se ha encontrado escasa literatura que aborde la comparación general entre ellas.
Una búsqueda complementaria en Google arrojó dos publicaciones relevantes del año 2022. La primera es un boletín farmacológico que desmonta falsas creencias sobre la vía IM y advierte sobre sus riesgos(3). Según dicho boletín, se recomienda limitar su uso a tres circunstancias concretas:
- Cuando la VO no es viable, por presencia de náuseas, vómitos o incapacidad para ingerir medicamentos (por ejemplo, en pacientes no colaboradores).
- Cuando existe evidencia clara de un beneficio superior en comparación con la VO, como un inicio de acción más rápido.
- Cuando es necesario garantizar la adherencia al tratamiento pautado.
La segunda publicación es una revisión narrativa elaborada por la unidad docente de Medicina Familiar y Comunitaria del sector 2 de Zaragoza(4), que señala que la elección de la vía de administración debe basarse en la evaluación clínica, las indicaciones del medicamento y las preferencias del paciente.
Dicha revisión concluye que analgésicos, antiinflamatorios y corticoides suelen administrarse de forma más segura y eficaz por VO. Asimismo, las evidencias farmacocinéticas y de eficacia no posicionan la vía IM por encima de la VO en la mayoría de antibióticos, corticoides, AINEs o vitamina B12. En la mayoría de los casos -incluidas muchas urgencias- la VO sigue siendo igual de eficaz, más accesible y sencilla de administrar.
No obstante, existen fármacos con indicación específica de administración IM, como algunos antibióticos concretos, o en contextos determinados, como el uso en urgencias del diclofenaco (inicio de acción VIM es más rápido).
Además, los autores subrayan el ahorro de costes que representa la VO frente a la VIM.


