[El golpe de calor se produce como consecuencia de un fracaso agudo de los mecanismos de termorregulación corporal ante una sobrecarga térmica, situación que lleva a un incremento sostenido de la temperatura corporal por encima de los 40 °C, lo que puede desencadenar un fallo multiorgánico con riesgo vital. Nos centramos en el golpe de calor pasivo o clásico (no en el golpe de calor activo o por esfuerzo)].
El golpe de calor es una emergencia médica cuya gravedad se correlaciona tanto con la elevación de la temperatura central como con la duración de la exposición a dicha temperatura. En consecuencia, todos los documentos consultados coinciden en que, en un paciente con un golpe de calor (confirmado mediante medición de temperatura central o con alta sospecha), se deben iniciar rápidamente medidas de enfriamiento activo en el lugar de atención inicial**.
No se ha encontrado consenso respecto a la temperatura central que hay que alcanzar antes de detener las medidas de enfriamiento activo. En general, se sugiere parar al alcanzar una temperatura central < 39 ºC pero algunos de los documentos situan esta cifra objetivo cerca de los 38 ºC.
En una guía de práctica clínica (GPC) sobre el tratamiento del golpe de calor, publicada en febrero de 2025(1) , el panel de expertos plantea una temperatura < 39 °C como temperatura objetivo a alcanzar.
También sugiere que, aunque se carece de evidencia clínica directa que evalúe los resultados en pacientes con golpe de calor en función del tiempo para alcanzar la temperatura objetivo, los profesionales sanitarios deberían elegir métodos de enfriamiento que alcancen la temperatura objetivo en un plazo de 30 minutos desde el reconocimiento de los síntomas de golpe de calor.
El European Resuscitation Council sobre en el borrador de su GPC de 2025 (ver) plantea, al igual que en la versión de 2021(2), que ante un golpe de calor es esencial enfriar rápidamente al paciente a < 39 °C, preferiblemente <38,5 − 38,0 °C, lo más rápido posible. En este borrador se recomienda, además, priorizar los métodos de enfriamiento activo frente a los de enfriamiento pasivo tratando de conseguir una velocidad de enfriamiento ≤ 0,16 °C/min. Haciendo referencia a la GPC anterior(1) también señala que se debería alcanzar la temperatura objetivo dentro de los 30 minutos posteriores al inicio del golpe de calor.
Otra GPC actualizada en 2024(3), sobre prevención y manejo del golpe de calor, recomienda el enfriamiento activo de las víctimas de golpe de calor hasta una temperatura objetivo de 38,3-38,8 °C (recomendación firme, evidencia de calidad moderada)*.
En sumario de evidencia de UpToDate sobre el golpe de calor clásico en adultos(4) plantea que el enfriamiento debería continuar hasta que la temperatura rectal del paciente alcance entre 38 y 39 °C y luego suspenderse. Esto, apunta, reduce el riesgo de hipotermia iatrogénica causada por una disminución posterior de la temperatura.
Describe que según una serie de casos de tres pacientes(5), la aplicación de hipotermia terapéutica (< 36 °C) durante 24 a 36 horas en el tratamiento de pacientes con golpe de calor puede mejorar los resultados neurológicos al reducir la toxicidad directa relacionada con el calor, el daño neuronal y la respuesta inflamatoria, pero que, a la espera de más evidencia que respalde este enfoque terapéutico, es razonable continuar utilizando entre 38 y 39 °C como objetivo de enfriamiento adecuado.
En el sumario de evidencia de DynaMed sobre las enfermedades relacionadas con el calor(6) destaca que, en el caso del golpe de calor, es vital reducir rápidamente la temperatura corporal central a < 40 ºC, dentro de los 30 minutos posteriores a la presentación, mediante enfriamiento activo. Según este sumario se dejaría de enfriar antes de alcanzar una temperatura corporal central normotérmica (por ejemplo, cuando la temperatura llega a 38,6-38,8 ºC) para evitar el desarrollo de hipotermia.
Por su parte, el sumario de evidencia de BMJ Best Practice(7) señala que se ha de intentar alcanzar una temperatura objetivo de al menos 39,0 °C y detener el enfriamiento una vez alcanzada esta temperatura. Añade que el objetivo del enfriamiento no es lograr una normotermia rápida, ya que esto provocaría una hipotermia excesiva.
En una revisión narrativa de 2025(8) se alude a que las GPC recomiendan detener el enfriamiento activo aproximadamente entre 38,3 y 38,9 °C para prevenir el choque hipotérmico pero que, sin embargo, no se han realizado estudios sobre el objetivo exacto al que se debe detener el enfriamiento, y no se conocen desventajas ni resultados adversos por enfriar por debajo de 38 °C.
En otra revisión narrativa anterior(9) se mencionaba igualmente que falta evidencia sobre la temperatura óptima a la que se puede suspender el enfriamiento. Los autores proponen enfriar a los pacientes con golpe de calor hasta una temperatura corporal central de 38,3 °C dentro de los 30 minutos posteriores al reconocimiento de los síntomas (evidencia basada en el consenso)*
La búsqueda de documentos realizados en nuestro contexto sanitario y que informen sobre este aspecto, identifica un reciente protocolo(10) en los que se considera interrumpir el enfriamiento activo cuando la temperatura central baje de 39 ºC. En una revisión de la literatura de 2021(11), tras la selección y evaluación de 17 documentos, se resume que el tratamiento debe iniciarse en la atención prehospitalaria, retirando al paciente de la fuente de calor e iniciando los métodos de enfriamiento activo, hasta llegar a una temperatura objetivo de 38-39 ºC, idealmente en la primera hora, “aunque no se ha llegado a un consenso en cuanto al momento idóneo en el que retirar las medidas de enfriamiento”. En este documento también se concluye que la velocidad de enfriamiento ideal en el golpe de calor es > 0,15 ºC/min.
** Se hace referencia al paradigma de "enfriar primero, trasladar después" y recientemente a la "media hora de oro".
*Ver en el texto completo del documento.


