Con base en la documentación revisada, la evidencia disponible no permite determinar si el uso de gafas o dispositivos con filtro de luz azul antes de dormir, mejora la calidad del sueño, facilita su conciliación o su mantenimiento.
El Sumario de Evidencia (SE) de UpToDate sobre la evaluación y el manejo del sueño insuficiente(1) señala que, además de seguir las recomendaciones de higiene del sueño, se aconseja evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos 30 minutos antes de acostarse y durante la noche en caso de despertarse. Esto se debe a que la luz azul emitida por pantallas de ordenadores y dispositivos móviles puede suprimir la producción natural de melatonina, dificultando así el inicio del sueño.
Este SE hace referencia a una revisión sistemática (RS) Cochrane publicada en 2023(2), cuyo objetivo entre otros, fue evaluar los efectos de las gafas con filtro de luz azul frente a gafas sin dicho filtro en la mejora de la calidad del sueño en adultos. Se incluyeron 17 ensayos clínicos aleatorizados (ECA), con tamaños muestrales que oscilaron entre 5 y 156 participantes, y con periodos de seguimiento que variaron desde menos de un día hasta cinco semanas. Aproximadamente la mitad de los estudios utilizaron un diseño de grupos paralelos, mientras que el resto adoptó un diseño cruzado. Las características de los participantes fueron diversas, incluyendo desde adultos sanos hasta personas con trastornos del sueño o de salud mental.
No se realizó metanálisis debido a la escasez de datos cuantitativos, la heterogeneidad de las poblaciones estudiadas y las diferencias en los periodos de seguimiento. Los autores concluyeron que no se puede determinar si las gafas con filtro de luz azul son equivalentes o superiores a las gafas sin filtro en cuanto a la calidad del sueño, debido a la muy baja certeza de la evidencia. En seis ECA (148 participantes) se observaron resultados inconsistentes: tres estudios reportaron mejoras significativas en los puntajes de sueño con el uso de gafas con filtro de luz azul, mientras que los otros tres no encontraron diferencias significativas entre los grupos. Las diferencias en las características de las poblaciones estudiadas y la falta de datos cuantitativos limitan la interpretación de los resultados. Los autores subrayan la necesidad de realizar ECA de alta calidad para esclarecer los posibles efectos de estas gafas sobre el sueño en adultos.
Por su parte, el SE de DynaMed sobre el insomnio en adultos(3) describe diversas intervenciones no farmacológicas, sin incluir el uso de gafas con filtro de luz azul entre las recomendaciones.
Otras dos RS han explorado los efectos de estas gafas sobre el sueño(4,5). La RS publicada en 2020(4) incluyó 12 estudios con poblaciones que abarcaban tanto individuos sanos como personas con problemas de salud, enfermedades psiquiátricas, del sueño o del ritmo circadiano. Esta RS concluyó que existe cierta evidencia de que las gafas con filtro de luz azul podrían mejorar el sueño en personas con determinadas afecciones. La RS de 2021(5), que incluyó 29 estudios con diseños metodológicos heterogéneos, se centró en poblaciones clínicas con trastornos del sueño y del estado de ánimo. Sus autores concluyeron que estas gafas podrían ser beneficiosas en personas con insomnio o con fase de sueño retrasada.
Cabe destacar que los hallazgos de estas dos revisiones contrastan parcialmente con los de la RS Cochrane(2). Una posible explicación es que la RS Cochrane incluyó exclusivamente ECA, mientras que la revisión de 2020 incorporó también ensayos de un solo brazo y estudios pre/postintervención, y la de 2021 incluyó ensayos no controlados, series de casos y un estudio de caso, todos ellos con mayor riesgo de sesgo, lo que reduce la certeza de sus conclusiones.
En nuestro contexto sanitario, no se han identificado recomendaciones sobre el uso de gafas con filtro de luz azul en guías clínicas ni en materiales informativos dirigidos a pacientes.


