A continuación se muestra la planta con racimos de frutos en diferentes fases de maduración, así como semillas:
Es un arbusto originario de África, que hoy día se puede encontrar en Europa, Asia y América. Puede cultivarse en jardines o macetas.
Las semillas, de color pardo moteado y del tamaño de una judía, contienen alcaloides como la ricinina y la ricina. El aceite de ricino que se extrae de ellas, contiene ácido ricinoléico. Los dos primeros son tóxicos vegetales muy potentes que irritan la mucosa del intestino delgado y disuelven los lípidos de la membrana intestinal, con incremento del peristaltismo. La ricina tiene una marcada actividad procoagulante, es un potente inhibidor de la síntesis proteica y puede producir hemólisis.
Debido a su toxicidad el aceite de ricino no es utilizado actualmente como laxante o purgante, aunque tiene alguna aplicación industrial en pintura y para impregnar la madera.
La cantidad de toxina contenida en 8 ó 10 semillas puede ser mortal para un adulto (3 semillas si se trata de un niño).
Las intoxicaciones suelen ser casi siempre accidentales. El ricino aparece como posible arma química.
La ingesta de aceite de ricino o la masticación e ingesta de las semillas, produce diarrea coleriforme con intensos dolores cólicos intestinales y vómitos. Sin tratamiento, el cuadro puede evolucionar a deshidratación severa, trastornos hidroelectrolíticos graves e insuficiencia renal secundaria. En fases posteriores pueden añadirse hemólisis y afectación neurológica (convulsiones, coma).
Es sintomático, con especial atención a la reposición hidro-electrolítica y las alteraciones hematológicas. Está indicada la descontaminación digestiva (vaciado gástrico y/o administración de carbón activado) y alcalinización de la orina si hay hemólisis. No existe antídoto específico.