Seta robusta con pie blanco, sombrero convexo que puede alcanzar los 10-12 cm de diámetro, con fondo gris y numerosas escamillas que le confieren un aspecto atigrado. Láminas apretadas de color blanquecino. Crece normalmente en otoño en bosques y montañas. Produce intoxicaciones con mucha frecuencia al confundirla con la Tricholoma portentosum y con la T. terreum.
Seta robusta con pie en forma de porra y macizo como toda la seta, que tiene un fuerte olor y sabor a harina fresca. Sombrero carnoso, de 10-15 cm de diámetro, convexo y blanquecino al principio después extendido y ampliamente umbonado, toma un tono grisáceo. Láminas apretadas que al madurar pasan del blanco al rosa salmón. Crece desde finales de verano a principios de invierno en robledales, hayedos y otros bosques de hoja caduca. En algunas regiones del norte de España es la causa más frecuente de gastroenteritis por setas, al confundirla (de ahí su nombre popular) con la Calocybe gambosa (seta de San Jorge) o con la Clitocybe nebularis (pardilla).
Es una bella especie de Ramaria que se distingue, cuando es joven, por el tronco blanquecino, las ramas de color asalmonado y los ápices de color amarillento. En los ejemplares adultos la coloración se vuelve ocre por la maduración de las esporas. Como la mayoría de las ramarias es gregaria o forma hileras. Es poco común. Crece desde mediados de verano hasta finales de otoño en bosques de hoja caduca. Carne compacta en el tronco y frágil en las ramas, de color blanco o algo sonrosada, tiene sabor amargo.
El sombrero alcanza hasta los 12 cm de diámetro; al principio es convexo pero pronto se deprime por el centro. Su color oscila entre ocre y un rojizo claro. Tiene láminas verdaderas, que cuando están maduras y en condiciones de oscuridad, emiten una débil fluorescencia verdosa. Crece en verano y otoño, en grupos a veces numerosos, sobre troncos, tocones o raíces de hayas, robles y olivos (ocasionalmente también en coníferas). La carne es amarillenta, huele a aceite y mancha fácilmente los dedos. Produce intoxicaciones con frecuencia al confundirla con el rebozuelo.
Estas setas contienen sustancias no absorbibles pero irritantes para el tubo digestivo que, cuando se ingieren, provocan un síndrome gastroenterocolítico.
Aparece tras un periodo de incubación de media a tres horas y se caracteriza por náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarreas. Se autolimita tras 24-36 horas. Algunos intoxicados pueden desarrollar una hepatitis leve.
De soporte y sintomático, con especial atención a la rehidratación, al lavado gástrico, si procede, y a la administración de carbón activado.
Hay que considerar que la ingesta simultánea de setas tóxicas de diversos tipos, incluyendo las arriba señaladas, puede llevar al clínico a la confusión al interpretar el cuadro como un síndrome gastrointestinal banal, sin tener en cuenta la posible coexistencia de setas hepatotóxicas. Por ello, el diagnóstico debe basarse en una historia clínica detallada, poniendo especial énfasis en el intervalo entre la ingesta y el comienzo de los síntomas y tratar de detectar precozmente el cuadro clínico con afectación visceral hepática, que tiene una elevada morbimortalidad.