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Health professionals Servicio Murciano de Salud. Consejería de Salud. Región de Murcia

Papel de la determinación de la apolipoproteína B en la estimación del riesgo cardiovascular. La pregunta original del usuario era "¿Estaría recomendado solicitar la apolipoproteína B como cribado de riesgo cardiovascular?" Role of apolipoprotein B determination in estimation cardiovascular risk.

[El colesterol no HDL (no-HDL-C) se calcula restando el  colesterol HDL (HDL-C) del colesterol total (TC) y representa todo el colesterol transportado en lipoproteínas distintas de las partículas HDL (por ejemplo, lipoproteínas de densidad intermedia [IDL], lipoproteínas de muy baja densidad [VLDL], quilomicrones, restos de quilomicrones y lipoproteína (a) [lipo(a)]). La apoliproteina B (ApoB) es la proteína principal de todas las lipoproteínas aterogénicas y cada partícula aterogénica contiene una molécula de ApoB.]

Tras la revisión realizada, concluimos que la determinación de ApoB parece tener un papel relevante en la evaluación rutinaria del riesgo cardiovascular (RCV) y puede ser de elección a la medición del no-HDL-C, en personas con niveles altos de TG, diabetes, obesidad, síndrome metabólico o niveles muy bajos de LDL-C.

Un informe de evaluación de tecnologías sanitarias de Canadá analiza el valor de las pruebas de ApoB para la evaluación y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ECVA)(1). Los autores concluyen que:

  • Existe evidencia considerable que indica que la ApoB es al menos tan buena como el colesterol LDL (LDL-C) para predecir el riesgo de ECV en la población general, y es superior a los marcadores actuales (LDL-C y no-HDL-C) para predecir el riesgo en poblaciones discordantes (personas que tienen niveles de colesterol normales pero una concentración alta de ApoB y personas con colesterol alto y niveles bajos de ApoB).

  • Los estudios indican que aproximadamente el 20% de la población puede tener un número elevado de partículas (aterogénicas) pero un LDL-C bajo o normal y, por lo tanto, no se detectan en las mediciones tradicionales de lípidos. Además, los pacientes con un número de partículas discordantemente elevado en relación con el contenido de colesterol tienen más probabilidades de tener factores de riesgo de ECV asociados con el síndrome metabólico. Por lo tanto, la ApoB tiene el potencial de mejorar la predicción de riesgos, tanto en prevención primaria como secundaria, al identificar a quienes tienen alto riesgo.

  • Los análisis de ApoB son precisos, exactos y fácilmente accesibles a costos operativos razonables. Además, estas determinaciones evitan las desventajas asociadas con las mediciones de LDL-C, como tener que utilizar muestras en ayunas, y las mediciones imprecisas en caso de concentraciones muy bajas de LDL-C.

  • Las principales barreras para la adopción de ApoB han sido la renuencia a interrumpir la práctica en base a que la percepción estándar es que ambos marcadores (ApoB y LDL-C)  son equivalentes en la predicción del riesgo. Sin embargo, se ha prestado muy poca atención a la utilidad de la ApoB en poblaciones discordantes, y si este aspecto se incluye en la ecuación, la ApoB se vuelve clínicamente más relevante que el LDL-C como medida de rutina. Además, la ApoB tiene la capacidad de simplificar la carga de trabajo del médico reemplazando 5 medidas por una sola.

  • Parece haber un cambio de rumbo con guías, como la reciente europea(2), que adoptan lentamente nuevas recomendaciones que respaldan el uso de ApoB en un entorno de rutina.

Y, dado que la ApoB es equivalente al LDL-C para predecir el riesgo de ECV en población general y superior al LDL-C en poblaciones discordantes, dichos autores recomiendan que se apruebe la prueba de ApoB para su uso como alternativa a la prueba de LDL-C para la evaluación y el tratamiento del riesgo de ECV en:

  • pacientes con factores de riesgo de ECV, como niveles elevados de triglicéridos (TG), diabetes, obesidad y síndrome metabólico;
  • pacientes con niveles muy bajos de LDL-C.

En el documento se hace referencia además a varias guías de práctica clínica(GPC)(2-5) de diferentes contextos sanitarios (entre ellas la mencionada guía europea(2)) y a las aportaciones que hacen al respecto. Describen que:

  • Dos GPC publicadas por la “American Heart Association” (AHA) y el “American College of Cardiology” (ACC)(3,4), si bien reconocen que la ApoB es un "indicador de aterogenicidad más fuerte que el LDL-C solo", continúan recomendando solo el LDL-C como medida rutinaria de evaluación de riesgos; recomiendan el uso de ApoB como factor de riesgo en pacientes seleccionados cuyos niveles de TG fueron ≥ 200 mg/dl.  Se señala que en estas guías no se cita ninguna publicación sobre poblaciones discordantes ni los estudios de aleatorización mendeliana, que sugieren que la ApoB es capaz de identificar poblaciones con riesgo de ECV a pesar de niveles normales de LDL-C.

  • La GPC de la “Canadian Cardiovascular Society” de 2016(5) continúa recomendando el LDL-C como el objetivo principal para la evaluación del riesgo de dislipidemia (recomiendan ApoB y  no-HDL-C como objetivos secundarios opcionales), pero anticipan un cambio hacia el uso preferencial de no-HDL-C o ApoB en el futuro.

  • La GPC de la “European Society of Cardiology” y la “European Atherosclerosis Society” de 2019(2) difiere de la GPC de la AHA de 2018. Esta guía incluyó evidencia de estudios de aleatorización mendeliana y de estudios de análisis de discordancia y, proponen que se recomiende el análisis de ApoB para la evaluación de riesgos, particularmente en personas con niveles altos de TG, diabetes, obesidad, síndrome metabólico o niveles muy bajos de LDL-C. También indican que, si está disponible, puede utilizarse como alternativa al LDL-C como medida principal de cribado, para el diagnóstico y para el tratamiento, y puede ser de elección frente al no-HDL-C en personas con niveles altos de TG, diabetes, obesidad o muy niveles bajos de LDL-C (clase de recomendación I; nivel de evidencia C)*. Entre los mensajes clave que enumera la guía se incluye que la ApoB puede ser una mejor medida de la exposición de un individuo a las lipoproteínas pro-aterogénicas y, por lo tanto, su uso puede ser particularmente útil para la evaluación del riesgo en personas donde la medición del LDL-C subestima esta carga, como aquellos pacientes con niveles altos de TG, diabetes, obesidad o LDL-C muy bajo.

También destacan que la declaración de consenso de la “European Atherosclerosis Society” (EAS) y la “European Federation of Clinical Chemistry and Laboratory Medicine” (EFLM) de 2018(6), sobre la cuantificación de lipoproteínas aterogénicas, revisó exhaustivamente toda la evidencia, incluida el valor de ApoB en poblaciones discordantes y la confiabilidad de la medición de ApoB versus otros lípidos. En términos de rendimiento analítico, los autores del documento concluyen que la ApoB refleja con mayor precisión el número de partículas. Con respecto al rendimiento clínico, establecen que el análisis de discordancia muestra que la ApoB mejora la evaluación del riesgo de ECVA. Sin embargo, en términos de rentabilidad, concluyen que aún no hay evidencia de que la ApoB o el no-HDL-C sean medidas rentables en comparación con el LDL-C y, por lo tanto, recomiendan el uso de ApoB solo como objetivo secundario, manteniendo al LDL-C como la medida estándar. De forma global, recomiendan la ApoB para la caracterización de la dislipidemia y como medida opcional para la estimación del riesgo de ECV y la valoración del objetivo del tratamiento, pero no se recomienda para la elección del tratamiento.

La versión de 2020 de este documento de consenso de la EAS/EFLM(7) ya adopta el criterio de la GPC europea(2) y recomienda la determinación de ApoB para la evaluación del riesgo de ECVA  y considera que, si está disponible, puede ser preferida a la determinación del no-HDL-C en personas con hipertrigliceridemia leve a moderada (2–10 mmol/L), diabetes, obesidad o síndrome metabólico, o LDL-C muy bajo < 1,8 mmol/L. También expone que la medición de ApoB es superior a las mediciones y cálculos de LDL-C y no-HDL-C para la evaluación de la exposición al número de partículas de lipoproteínas aterogénicas en la circulación y que, al igual que el no-HDL-C, la ApoB se puede medir sin necesidad de ayuno y no se ve afectada por la variabilidad biológica de los TG.

La búsqueda realizada también localiza la actualización de la GPC canadiense mencionada arriba(4). En esta versión actual de la GPC(8) se plantea como recomendación que en cualquier paciente con TG > 1,5 mmol/L, se utilice no-HDL-C o ApoB en lugar de LDL-C como parámetro lipídico de elección para el cribado (recomendación fuerte; evidencia de alta calidad)*. Se explica que por encima de este nivel de TG, parte del colesterol en las partículas de LDL es reemplazado por TC, lo que promueve la producción de partículas de LDL pequeñas y densas, más aterogénicas, y hace que la cantidad de colesterol en la determinación LDL-C sea un reflejo poco confiable del número de partículas de LDL.

Otra GPC canadiense sobre la prevención y el manejo de la ECV en atención primaria(9), recoge esta misma recomendación e indica que para cualquier paciente con TG > 1,5 mmol/L, se utilice no-HDL-C o ApoB en lugar de LDL-C como parámetro lipídico de elección para el cribado de la dislipemia en pacientes en riesgo.

En cambio, en otra GPC(10) se establece que la determinación de ApoB no forma parte de la evaluación de riesgos inicial, pero puede utilizarse como prueba de seguimiento:

  • En los hombres y mujeres con lípidos elevados en su evaluación de riesgo inicial se les puede realizar un seguimiento con C-no-HDL o ApoB después de 3 a 6 meses, para evaluar el impacto de las modificaciones en comportamientos saludables.
  • Para seguimiento a los 3 a 6 meses tras el inicio del tratamiento con estatinas para evaluar la adherencia del paciente y la respuesta al tratamiento.

También en sentido contrario a lo expuesto, identificamos la respuesta elaborada por el “College of Family Physicians of Canada” a la pregunta de si en pacientes sin ECV establecida la lipo(a) o la ApoB pueden mejorar significativamente la estimación estándar del riesgo de ECV(11). Tras la revisión realizada se considera que agregar la determinación de lipo(a) o ApoB no mejora significativamente la predicción del RCV  por encima de los factores de riesgo estándar (edad, sexo, presión arterial, colesterol total/HDL, diabetes, tabaquismo).

Por último comentar que se han revisado una GPC(12), dos documentos de consenso(13,14) y un protocolo de actuación(15) de nuestro contexto sanitario, sin encontrar en ellos mención al papel de la ApoB en la estimación del RCV. No obstante, también se ha localizado un reciente documento de consenso(16) para la determinación e informe del perfil lipídico en laboratorios clínicos españoles en el que se plantea la cuestión de cuándo usar ApoB. De forma similar a lo comentado, se comenta que la ApoB es un excelente predictor de eventos cardiovasculares, ya que esta apoproteína está presente en las principales lipoproteínas aterogénicas: LDL, lipo(a), VLDL e IDL. Añade que la medición de ApoB es equivalente a cuantificar el número de lipoproteínas aterogénicas, ya que cada una de ellas contiene una única molécula de Apo B y que los valores de Apo B no varían por la situación de ayuno. También señala que la ApoB tiene un valor especial en personas con triglicéridos elevados, diabetes mellitus, obesidad, síndrome metabólico o LDL-C muy bajo, en los que la medición o estimación de LDL-C puede ser inexacta, además de no recoger el componente aterogénico de otras lipoproteínas. Entre las recomendaciones del documento se incluyen:

  • En los pacientes con hipertrigliceridemia leve o moderada es recomendable la determinación de colesterol no HDL y Apo B para la valoración del RCV residual.
  • Se recomienda la determinación de Apo B para la evaluación de RCV, tipificación de dislipidemias, caracterización del tamaño de partículas, y puede preferirse a no-HDL-C, en personas con hipertrigliceridemia leve a moderada (175-880 mg/dL), diabetes, obesidad, síndrome metabólico, o c-LDL muy bajo (< 70 mg/dL).

*Ver en el texto completo del documento.

Referencias (16):

  1. Almeida N. and Dendukuri N. Evaluating the value of apolipoprotein B testing for the assessment and management of atherosclerotic cardiovascular disease at the MUHC RUISSS. Montreal (Canada): Technology Assessment Unit (TAU) of the McGill University Health Centre (MUHC); 2020 May 14. Report no. 84. [https://muhc.ca/sites/default/files/micro/m-TAU/ApoB_report_23_Sept_2020.pdf] [Consulta: 13/11/2023]
  2. Mach F, Baigent C, Catapano AL, Koskinas KC, Casula M, Badimon L, Chapman MJ, De Backer GG, Delgado V, Ference BA, Graham IM, Halliday A, Landmesser U, Mihaylova B, Pedersen TR, Riccardi G, Richter DJ, Sabatine MS, Taskinen MR, Tokgozoglu L, Wiklund O; ESC Scientific Document Group. 2019 ESC/EAS Guidelines for the management of dyslipidaemias: lipid modification to reduce cardiovascular risk. Eur Heart J. 2020 Jan 1;41(1):111-188. [DOI 10.1093/eurheartj/ehz455] [Consulta: 13/11/2023]
  3. Grundy SM, Stone NJ, Bailey AL, Beam C, Birtcher KK, Blumenthal RS, Braun LT, de Ferranti S, Faiella-Tommasino J, Forman DE, Goldberg R, Heidenreich PA, Hlatky MA, Jones DW, Lloyd-Jones D, Lopez-Pajares N, Ndumele CE, Orringer CE, Peralta CA, Saseen JJ, Smith SC Jr, Sperling L, Virani SS, Yeboah J. 2018 AHA/ACC/AACVPR/AAPA/ABC/ACPM/ADA/AGS/APhA/ASPC/NLA/PCNA Guideline on the Management of Blood Cholesterol: A Report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Clinical Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol. 2019 Jun 25;73(24):e285-e350. [DOI 10.1016/j.jacc.2018.11.003] [Consulta: 13/11/2023]
  4. Arnett DK, Blumenthal RS, Albert MA, Buroker AB, Goldberger ZD, Hahn EJ, Himmelfarb CD, Khera A, Lloyd-Jones D, McEvoy JW, Michos ED, Miedema MD, Muñoz D, Smith SC Jr, Virani SS, Williams KA Sr, Yeboah J, Ziaeian B. 2019 ACC/AHA Guideline on the Primary Prevention of Cardiovascular Disease: A Report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Clinical Practice Guidelines. Circulation. 2019 Sep 10;140(11):e596-e646. [DOI 10.1161/CIR.0000000000000678] [Consulta: 13/11/2023]
  5. Anderson TJ, Grégoire J, Pearson GJ, Barry AR, Couture P, Dawes M, Francis GA, Genest J Jr, Grover S, Gupta M, Hegele RA, Lau DC, Leiter LA, Lonn E, Mancini GB, McPherson R, Ngui D, Poirier P, Sievenpiper JL, Stone JA, Thanassoulis G, Ward R. 2016 Canadian Cardiovascular Society Guidelines for the Management of Dyslipidemia for the Prevention of Cardiovascular Disease in the Adult. Can J Cardiol. 2016 Nov;32(11):1263-1282. [DOI 10.1016/j.cjca.2016.07.510] [Consulta: 13/11/2023]
  6. Langlois MR, Chapman MJ, Cobbaert C, Mora S, Remaley AT, Ros E, Watts GF, Borén J, Baum H, Bruckert E, Catapano A, Descamps OS, von Eckardstein A, Kamstrup PR, Kolovou G, Kronenberg F, Langsted A, Pulkki K, Rifai N, Sypniewska G, Wiklund O, Nordestgaard BG; European Atherosclerosis Society (EAS) and the European Federation of Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (EFLM) Joint Consensus Initiative. Quantifying Atherogenic Lipoproteins: Current and Future Challenges in the Era of Personalized Medicine and Very Low Concentrations of LDL Cholesterol. A Consensus Statement from EAS and EFLM. Clin Chem. 2018 Jul;64(7):1006-1033. [DOI 10.1373/clinchem.2018.287037] [Consulta: 13/11/2023]
  7. Langlois MR, Nordestgaard BG, Langsted A, Chapman MJ, Aakre KM, Baum H, Borén J, Bruckert E, Catapano A, Cobbaert C, Collinson P, Descamps OS, Duff CJ, von Eckardstein A, Hammerer-Lercher A, Kamstrup PR, Kolovou G, Kronenberg F, Mora S, Pulkki K, Remaley AT, Rifai N, Ros E, Stankovic S, Stavljenic-Rukavina A, Sypniewska G, Watts GF, Wiklund O, Laitinen P; European Atherosclerosis Society (EAS) and the European Federation of Clinical Chemistry and Laboratory Medicine (EFLM) Joint Consensus Initiative. Quantifying atherogenic lipoproteins for lipid-lowering strategies: consensus-based recommendations from EAS and EFLM. Clin Chem Lab Med. 2020 Mar 26;58(4):496-517. [DOI 10.1515/cclm-2019-1253] [Consulta: 13/11/2023]
  8. Pearson GJ, Thanassoulis G, Anderson TJ, Barry AR, Couture P, Dayan N, Francis GA, Genest J, Grégoire J, Grover SA, Gupta M, Hegele RA, Lau D, Leiter LA, Leung AA, Lonn E, Mancini GBJ, Manjoo P, McPherson R, Ngui D, Piché ME, Poirier P, Sievenpiper J, Stone J, Ward R, Wray W. 2021 Canadian Cardiovascular Society Guidelines for the Management of Dyslipidemia for the Prevention of Cardiovascular Disease in Adults. Can J Cardiol. 2021 Aug;37(8):1129-1150. [DOI 10.1016/j.cjca.2021.03.016] [Consulta: 13/11/2023]
  9. Jain R, Stone JA, Agarwal G, Andrade JG, Bacon SL, Bajaj HS, Baker B, Cheng G, Dannenbaum D, Gelfer M, Habert J, Hickey J, Keshavjee K, Kitty D, Lindsay P, L'Abbé MR, Lau DCW, Macle L, McDonald M, Nerenberg K, Pearson GJ, Pham T, Poppe AY, Rabi DM, Sherifali D, Selby P, Smith E, Stern S, Thanassoulis G, Terenzi K, Tu K, Udell J, Virani SA, Ward RA, Warburton DER, Wharton S, Zymantas J, Hua-Stewart D, Liu PP, Tobe SW. Canadian Cardiovascular Harmonized National Guideline Endeavour (C-CHANGE) guideline for the prevention and management of cardiovascular disease in primary care: 2022 update. CMAJ. 2022 Nov 7;194(43):E1460-E1480. [DOI 10.1503/cmaj.220138] [Consulta: 13/11/2023]
  10. BCGuidelines.ca: Cardiovascular Disease – Primary Prevention. December 8, 2021. [https://www2.gov.bc.ca/assets/gov/health/practitioner-pro/bc-guidelines/gpac_cardiovasculardisease_full_guideline_dec2021_updated_aug2023.pdf] [Consulta: 13/11/2023]
  11. Less is More Unless it’s Sleep or Toilet Paper: Non-traditional lipoproteins for cardiovascular risk. TOOLS FOR PRACTICE #343. June 26, 2023. [https://cfpclearn.ca/wp-content/uploads/2023/06/TFP343_Lipoprotein.pdf] [Consulta: 13/11/2023]
  12. Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre el manejo de los lípidos como factor de riesgo cardiovascular. Guía de Práctica Clínica sobre el manejo de los lípidos como factor de riesgo cardiovascular. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. OSTEBA; 2017. Guías de Práctica Clínica en el SNS. [https://portal.guiasalud.es/wp-content/uploads/2018/12/GPC_567_Lipidos_Osteba_compl.pdf] [Consulta: 13/11/2023]
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  14. Mostaza JM, Pintó X, Armario P, Masana L, Real JT, Valdivielso P, Arrobas-Velilla T, Baeza-Trinidad R, Calmarza P, Cebollada J, Civera-Andrés M, Cuende Melero JI, Díaz-Díaz JL, Fernández Pardo J, Guijarro C, Jericó C, Laclaustra M, Lahoz C, López-Miranda J, Martínez-Hervás S, Muñiz-Grijalvo O, Páramo JA, Pascual V, Pedro-Botet J, Pérez-Martínez P, Plana N, Puzo J, Sánchez Chaparro MÁ, Vila L. SEA 2022 Standards for Global Control of Cardiovascular Risk. Clin Investig Arterioscler. 2022 May-Jun;34(3):130-179. [DOI 10.1016/j.arteri.2021.11.003] [Consulta: 13/11/2023]
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  16. Arrobas Velilla T, Guijarro C, Campuzano Ruiz R, Rodríguez Piñero M, Valderrama Marcos JF, Pérez Pérez A, Botana López MA, Morais López A, García Donaire JA, Obaya JC, Castilla Guerra L, Pallares Carratalá V, Egocheaga Cabello I, Salgueira Lazo M, Castellanos Rodrigo MM, Mostaza Prieto JM, Gómez Doblas JJ, Buño Soto A; en representación del Grupo Multidisciplinar de Trabajo de Lípidos y Riesgo Vascular. Consensus document for lipid profile determination and reporting in Spanish clinical laboratories. What parameters should be included in a basic lipid profile? Clin Investig Arterioscler. 2023 Mar-Apr;35(2):91-100. [DOI 10.1016/j.arteri.2022.10.002] [Consulta: 13/11/2023]

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  1. Cohortes, casos controles, serie de casos clínicos: 0 referencia
  2. Sumario de evidencia: 0 referencia
  3. Información/ material de ayuda para pacientes: 0 referencia
  4. Evaluación de tecnologías sanitarias: 1 referencia
  5. Guías de práctica clínica: 8 referencias
  6. Capítulo de libro: 0 referencia
  7. Pregunta clínica : 1 referencia
  8. Protocolo: 1 referencia
  9. Consenso de profesionales: 5 referencias
  10. Metaanálisis y/o revisiones sistemáticas: 0 referencia
  11. Ensayos clínicos: 0 referencia

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Banco de Preguntas Preevid. Papel de la determinación de la apolipoproteína B en la estimación del riesgo cardiovascular. Murciasalud, 2023. Disponible en http://www.murciasalud.es/preevid/25432

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