Fuente: Programa de vacunaciones. Fecha de última revisión: marzo 2019
La respuesta es sí, las vacunas son muy seguras. Actualmente en nuestro país, disponemos de las vacunas más seguras que se puedan encontrar.
Cada año, millones de personas sanas, tanto niños como adultos son vacunados, por lo que las vacunas presentan unos estándares de seguridad y vigilancia muy estrictos. Durante la vacunación cada persona es única y puede reaccionar de manera diferente. Las reacciones más frecuentes incluyen enrojecimiento, calor e hinchazón en la zona de la inyección, que suelen desaparecer a los 2-3 días. Las reacciones graves son poco comunes y pueden variar con el tipo de vacuna administrada.
Basándonos en las grandes series de datos recogidos en todo el mundo, el riesgo de padecer una reacción grave es extremadamente pequeño. Sin embargo, el riesgo de padecer una enfermedad, es mucho más importante que el riesgo de la vacunación.
La decisión de no vacunar al niño lleva consigo un riesgo muy importante y es que existe la posibilidad de que enfermedades muy peligrosas como el sarampión, donde 1 de cada 30 niños con sarampión adquiere una pulmonía y 1 ó 2 de cada 1.000 mueren, contagien tanto al niño no vacunado como a aquellos individuos en contacto con él.
Decir que una vacuna es segura significa que los beneficios que aporta son muy superiores a los riesgos, y que en la mayoría de los casos son reacciones, cuando ocurren, leves y pasajeras.
La monitorización de la seguridad de las vacunas es el aspecto más crítico exigido por las autoridades sanitarias para otorgar la autorización de su uso y comercialización.
En general, todas las vacunas antes de ser comercializadas pasan por una serie de fases que incluyen a gran número de individuos para conocer su seguridad, el tipo de reacciones que producen y su frecuencia. Este proceso puede llevar más de 10 años.
Del mismo modo, una vez comercializadas, tanto los fabricantes como las respectivas autoridades sanitarias continúan evaluando y revisando el proceso de fabricación de los distintos lotes de vacunas y las declaraciones de efectos adversos mediante la declaración de los presuntos efectos adversos en la tarjeta amarilla
con el fin de garantizar la mayor seguridad posible. Cada uno de estos pasos ayuda a asegurar que las vacunas sean seguras.
Como las vacunas utilizadas en España son las mismas que las que se utilizan en otras partes del mundo, los sistemas de vigilancia activa y pasiva puestos en marcha en otros países nos permiten conocer instantáneamente alguna reacción que al ser tan poco frecuente hubiera pasado desapercibida en las fases previas a la comercialización.
Es importarte destacar que la notificación inicial de un problema no significa que la vacuna sea la causa o haya aumentado el riesgo de que ocurriera, solo indica que el caso se presentó después de la vacunación (asociación temporal, no causal). Si los investigadores que estudian los informes piensan que el efecto no deseado pudiera tener relación con la vacuna, se inicia una investigación intensiva para determinar si el evento sólo coincidió con la vacunación o si la vacuna pudo haber causado el problema, adoptando las medidas necesarias en su caso.
Las vacunas, al igual que otro medicamento, pueden causar algunos efectos secundarios. La mayoría son leves, tales como dolor y/o enrojecimiento en el lugar de inyección, fiebre no muy alta o irritabilidad, que suelen durar dos o tres días y se pueden tratar, por ejemplo, aplicando frío en el lugar de la inyección.
Las reacciones graves son excepcionales. Sin embargo, es importante informar a los profesionales sanitarios de posibles alergias así como acudir a un centro sanitario para la vacunación y esperar 20 a 30 minutos después de su administración para controlar posibles efectos adversos.
Si quiere saber más sobre las reacciones más frecuentes en las vacunas utilizadas
No, son muchos los estudios que han demostrado que administrar varias vacunas a la vez es un procedimiento seguro, efectivo y que no aumenta el riesgo de reacciones secundarias, a la vez que se disminuye el número de visitas y de inyectables.
Las vacunas son la mejor defensa frente a las enfermedades infecciosas que pueden causar complicaciones graves e, incluso, la muerte tanto en la infancia como también en la edad adulta.
No. Los estudios científicos y las revisiones continúan demostrando que no hay una relación entre las vacunas y el autismo.
Son tres las falsas creencias que asocian el autismo con las vacunas: el timerosal (un componente que contiene mercurio), la vacuna que protege frente al Sarampión, Rubeola y Parotiditis (Triple Vírica) o la administración de varias vacunas simultáneamente.
Los últimos estudios demuestran que las vacunas no causan autismo, sino que orientan sus conclusiones a que puede tener una base genética, o deberse a factores obstétricos y a antecedentes psiquiátricos de los padres como factores de riesgo.
Para obtener más información: Enfermedades que se han asociado con efectos adversos secundarios a la vacunación
Los estudios y ensayos científicos continúan demostrando que no existe relación entre las vacunas y el autismo. Ni el timerosal, ni la triple vírica ni la sobrecarga del sistema inmune causan autismo. Las vacunas son seguras.
No. Todas las vacunas tienen posibles efectos secundarios, pero, lo cierto, es que actualmente no hay ninguna prueba ni estudio que relacione la vacunación con estas enfermedades.
La mayoría de los efectos secundarios de las vacunas son temporales y estos efectos adversos se vigilan estrechamente a través de sistemas de información que no han corroborado estas afirmaciones.
En resumen:
Para que las vacunas sean potentes, estériles y seguras se requiere de la adicción de cantidades mínimas de determinadas sustancias, tan pequeña que es raro que provoquen una reacción alérgica. Las sustancias que se pueden encontrar en las vacunas son:
Muchos de estos componentes, como el aluminio, están presentes en nuestro ambiente (verduras, frutas, leche materna, etc) y, en el caso de las vacunas, en cantidades tan mínimas que es excepcional que provoquen reacciones adversas.
Porque, entre otras cosas:
Los beneficios de la vacunación siempre serán superiores a sus escasos riesgos