Los documentos consultados sugieren que masticar chicle tras una cesárea podría ser eficaz y seguro para la prevención del íleo paralítico postoperatorio.
El sumario de evidencia (SE) de UpToDate sobre cuidados tras la cesárea(1) recoge que masticar chicle al menos tres veces al día durante 15 a 30 minutos por sesión hasta que aparezca el primer flato, acelera la recuperación gastrointestinal postoperatoria (p. ej., primera expulsión de flatos, primera deposición). Este SE hace referencia a una revisión sistemática (RS) con metanalísis(2), cuyo objetivo fue examinar si el chicle acelera la recuperación de la función gastrointestinal tras una cesárea. El resultado principal fue el tiempo transcurrido hasta la primera flatulencia en horas expresado en diferencia de medias (DM) o riesgo relativo (RR) con un intervalo de confianza (IC) del 95%. El metanálisis incluyó diecisiete ensayos clínicos aleatorios (ECA) con 3.041 mujeres. En la mayoría de los ECA incluidos, el chicle se administró inmediatamente después de la cesárea, tres veces al día durante 30 minutos cada vez, hasta la primera flatulencia. Las mujeres que fueron asignadas aleatoriamente al grupo de chicle tuvieron un tiempo medio significativamente menor hasta la primera flatulencia (DM - 6,49 h; IC del 95 % -8,65 a -4,33), hasta los primeros ruidos intestinales (DM - 8,48 h; IC del 95 % -9,04 a -7,92), menor duración de la estancia (DM - 0,39 días; IC del 95 % -0,78 a -0,18), menor tiempo hasta las primeras heces (DM - 9,57 h; IC del 95 % -10,28 a 8,87) y hasta la primera sensación de hambre (DM - 2,89 h; IC del 95 % -4,93 a -0,85), menor número de episodios de náuseas o vómitos (RR 0,33; IC del 95 % 0,12 a 0,87), menor incidencia de íleo (RR 0,39; IC del 95 % 0,19 a 0,80) y una satisfacción significativamente mayor. Los autores indican que dado que se trata de una intervención sencilla y generalmente económica, los profesionales sanitarios deberían considerar la implementación de la atención postoperatoria de la cesárea con el uso de chicle.
El SE de Dynamed sobre cesárea(3) en base a una recomendación de una guía de práctica clínica (GPC) elaborada dentro del programa Enhanced recovery after surgery (ERAS)(4) indica que se puede considerar masticar chicle, sobre todo si se planea retrasar la ingesta oral (Nivel de evidencia: bajo/grado de recomendación: débil)*, por ser barato y de bajo riesgo, aunque puede ser un tratamiento redundante si se sigue una política de ingesta oral temprana.
Otro SE de UpToDate sobre medidas para prevenir del íleo postoperatorio prolongado(5), afirma que el efecto del chicle en la recuperación intestinal postoperatoria se ha investigado mediante ECA en cesáreas, cirugía colorrectal, cirugía de vejiga y otras cirugías intestinales y ginecológicas, demostrando que la alimentación simulada con chicle administrado tres o cuatro veces al día y masticado con un promedio de 10 a 30 minutos cada vez, acelera la recuperación de la función intestinal después de una cirugía abdominal en la mayoría de los estudios. Agrega que, dado que masticar chicle es una intervención económica y segura, representa una alternativa sencilla a la alimentación enteral temprana que evita los riesgos asociados de vómitos en pacientes que no toleran la alimentación temprana por razones anatómicas o fisiológicas.
Una RS Cochrane realizada en 2016(6), que evaluó los efectos de mascar chicle para reducir la duración del íleo posoperatorio y mejorar la recuperación después de una cesárea, incluyó 17 ECA y 3.149 mujeres. Todos los estudios se consideraron con alto riesgo de sesgo debido a la naturaleza de la intervención, a que no fue posible cegar a las mujeres y a que la mayoría de los resultados fueron autoinformados. Aun así los autores de esta RS concluyen que las pruebas disponibles indican que mascar chicle en el período postoperatorio inmediato después de una cesárea es una intervención bien tolerada que mejora la recuperación temprana de la función intestinal, aunque se necesitan estudios de investigación adicionales para establecer el régimen óptimo de mascar chicle (comienzo, número y duración de las sesiones por día) para mejorar la recuperación de la función intestinal y para evaluar los efectos adversos potenciales y la satisfacción con esta intervención.
Por último, comentamos los resultados de un ECA doble ciego(7) de reciente publicación, realizado con 126 mujeres ≥ 18 años durante el postoperatorio de una cesárea, que fueron distribuidas en dos grupos: grupo A ( mascar chicle, n = 63) y grupo B (control, n = 63). La intervención consistió en mascar chicle durante 30 minutos cada 4 horas; comenzando a las 2 horas finalizar la cesárea, hasta el inicio de la dieta líquida, a las 12 horas postquirúrgicas, habiendo así completado 3 sesiones de mascado. Cada sesión de mascado fue realizada con la paciente en posición de semisentada, acompañada de un familiar o un profesional de la salud. Se evaluó el tiempo transcurrido hasta la primera flatulencia, la presencia de evacuación durante el postoperatorio antes del alta hospitalaria, el tiempo transcurrido hasta la primera evacuación postoperatoria y la duración de la estancia hospitalaria (EEH). La evacuación postoperatoria antes del alta hospitalaria fue más frecuente en el grupo A (p = 0,01); además, se observó una menor duración de la EEH (p = 0,04). Ningún paciente presentó náuseas durante el postoperatorio. No se observaron diferencias entre los grupos de estudio en cuanto al tiempo transcurrido hasta la aparición de la primera flatulencia (p = 0,17) ni hasta la primera evacuación postoperatoria (p = 0,07). El número necesario a tratar (NNT) fue de 5 y la reducción absoluta del riesgo fue del 21%, tanto para la presencia de náuseas como para la ausencia de evacuación postoperatoria. Los autores concluyen que el uso de chicle como simulación de alimentación tras una cesárea es eficaz y seguro para la recuperación del íleo postoperatorio.
*Ver niveles de evidencia y grado de recomendación en el original.