(Índice Inflamatorio Dietético [DII®, por sus siglas en inglés](1) es una herramienta diseñada para medir el potencial inflamatorio de la dieta. Asigna una puntuación a los alimentos, donde las puntuaciones negativas indican propiedades antiinflamatorias y las positivas, proinflamatorias)
Los documentos consultados sugieren que la alimentación basada en la ingesta de alimentos con bajo índice inflamatorio se relacionaría con un menor riesgo de padecer determinadas enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer, además de una posible asociación protectora con la mortalidad por cualquier causa.
El Sumario de Evidencia (SE) sobre dieta saludable en adultos(2) indica que la dieta antiinflamatoria se centra en la elección de alimentos que pueden reducir la inflamación sistémica, ya que esta se relaciona con un mayor riesgo de padecer múltiples enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares (ECV), diabetes tipo 2 y cáncer(3). En este SE se afirma que no existe una dieta antiinflamatoria específica, y algunos aspectos de otras dietas saludables se consideran antiinflamatorios (como la dieta mediterránea). En general, una dieta antiinflamatoria incluye el aceite de oliva, los frutos secos, las frutas, las verduras de hoja verde y el pescado azul; y limita el consumo de carnes procesadas, los cereales refinados, el azúcar y las frituras. Destaca también que, en comparación con las dietas antiinflamatorias, las dietas que "promueven" la inflamación se han relacionado, en estudios observacionales, con múltiples riesgos para la salud, como un mayor riesgo de mortalidad total, por cáncer y por ECV (3-5), aunque la evidencia aún es limitada y se necesita más investigación.
Una Revisión Sistemática (RS)(6) con metaanálisis, de reciente publicación, fue realizada con el objetivo de explorar la posible asociación entre los patrones dietéticos antiinflamatorios (como la dieta mediterránea, la Dietary Approaches to Stop Hypertension [DASH, por sus siglas en inglés] la dieta nórdica, la dieta cetogénica y la dieta vegetariana) y los factores de riesgo de ECV. Incluyó 18 ensayos controlados aleatorizados y el metaanálisis de estos estudios indicó que, en comparación con una dieta omnívora, las intervenciones centradas en dietas antiinflamatorias se asociaron con reducciones significativas de la presión arterial sistólica (diferencia de medias [DM]: -3,99; intervalo de confianza [IC] del 95 %: -6,01 a -1,97; p = 0,0001), la presión arterial diastólica (DM: -1,81; IC del 95 %: -2,73 a -0,88; p = 0,0001), el colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (DME: -0,23; IC del 95 %: -0,39 a -0,07; p = 0,004) y el colesterol total (diferencia de medias estandarizada ([DME]: -0,31; IC del 95 %: -0,43 a -0,18; p < 0,00001) y proteína C reactiva de alta sensibilidad (PCR-us) (DME: -0,16; IC del 95 %: -0,31 a -0,00; p = 0,04). No se identificaron correlaciones significativas entre el colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad y los triglicéridos. Los autores concluyen que estos hallazgos indican que las dietas antiinflamatorias pueden reducir los niveles séricos de PCR-us e influir positivamente en la reducción de los factores de riesgo de ECV, como la presión arterial y el perfil lipídico, contribuyendo así a la prevención y progresión de ECV.
En nuestro contexto, se ha identificado un estudio en el que se evalúa prospectivamente la asociación entre las puntuaciones DII y la mortalidad por cualquier causa en dos grandes cohortes españolas(7). Además se evaluó la consistencia de los hallazgos entre estas dos cohortes y los resultados de otros estudios publicados basados en otras cohortes. La primera cohorte "Seguimiento Universidad de Navarra" (SUN), estaba compuesta por 18.566 participantes, con un seguimiento de 188.891 personas-año, y 6.790 participantes del ensayo aleatorizado "Prevención con Dieta Mediterránea" (PREDIMED), lo que representa un seguimiento de 30.233 personas-año. Las puntuaciones DII se calcularon en ambas cohortes a partir de cuestionarios de dietas familiares validados. Las puntuaciones DII más altas correspondieron a dietas más proinflamatorias. Se produjeron un total de 230 y 302 muertes en SUN y PREDIMED, respectivamente. En un metanálisis, realizado en este mismo estudio, se incluyeron 12 estudios prospectivos (SUN, PREDIMED y 10 estudios adicionales) que evaluaron la asociación entre las puntuaciones DII y la mortalidad por cualquier causa. Tras ajustar por una amplia gama de posibles factores de confusión, la comparación entre los cuartiles extremos del DII mostró una asociación positiva y significativa con la mortalidad por cualquier causa tanto en la cohorte SUN (cociente de riesgo [HR] = 1,85; IC del 95 %: 1,15- 2,98; p de tendencia = 0,004) como en la cohorte PREDIMED (HR = 1,42; IC del 95 %: 1,00 - 2,02; p de tendencia = 0,009). En el metanálisis realizado, se encontró una asociación estadísticamente significativa entre las puntuaciones más altas de DII con un aumento del 23 % en la mortalidad por cualquier causa (IC del 95 %: 16 %-32 %, para la categoría más alta frente a la más baja del DII). Los autores concluyen que estos resultados respaldan sólida y consistentemente la hipótesis de que una dieta proinflamatoria se asocia con un aumento de la mortalidad por cualquier causa.
Otros analisis realizados con los datos obtenidos de estas mismas cohortes han encontrado una asociación directa entre puntuaciones elevadas de DII e índices de obesidad, respaldando la hipótesis de que la dieta puede tener un papel en el desarrollo de la obesidad a través de mecanismos de modulación inflamatoria(8), y asociada con un mayor riesgo de eventos clínicos cardiovasculares (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o muerte cardiovascular)(9).
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN)(10) por su parte, en un documento informativo sobre dieta antiinflamatoria, señala que uno de los elementos dañinos a largo plazo de la inflamación crónica, es una aceleración en los procesos de oxidación de nuestras estructuras celulares, lo que, en la práctica, equivale a acelerar su envejecimiento. Consider que la presencia de sustancias antioxidantes en determinados alimentos puede ser una buena estrategia de defensa desde el punto de vista nutricional. Son alimentos ricos en antioxidantes:
- Aquellos que contienen ácidos grasos omega-3: pescados grasos y, en menor medida, frutos secos.
- Los que tienen vitamina C: frutas y verduras crudas, vitamina A o sus precursores (huevo, frutas y verduras de color naranja y amarillo, leche entera o desnatada enriquecida en A+D, brócoli o espinacas), vitamina E (aceites vegetales, frutos secos, semillas, hortalizas. de hoja verde) o vitamina D (pescados grasos, leche entera o desnatada enriquecida, huevo).
- Los alimentos ricos en polifenoles (isoflavonas de la soja, catequinas del té verde, quercetina de muchas frutas y verduras, son algunos ejemplos, pero hay descritos hasta 8.000 tipos de sustancias, presentes en alimentos, con alguna capacidad antiinflamatoria).
Por último, comentar que el SE sobre alimentación saludable(2) mencionado también refiere que, en general, una dieta saludable y de alta calidad se centra en el consumo limitado de carnes rojas y procesadas, grasas no saludables (saturadas y grasas trans industriales), azúcar, sodio y alcohol, y una mayor ingesta de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Este patrón también concuerda con las recomendaciones generales de la Organización Mundial de la Salud(11), el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer/Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (12), la Sociedad Americana del Cáncer (13) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (14).


