De los documentos consultados extraemos que en mujeres en trabajo de parto en quienes las técnicas neuroaxiales no son una opción (están contraindicadas, no están disponibles o se rechazan), el uso de analgesia sistémica con opioides puede proporcionar cierto alivio del dolor, con una satisfacción materna moderada. Sin embargo, su utilización se asocia a efectos adversos maternos (como náuseas, vómitos, somnolencia o depresión respiratoria) y, además, atraviesan la placenta y pueden provocar una disminución de la variabilidad de la frecuencia cardíaca fetal y depresión respiratoria neonatal.
Respecto a petidina (meperidina), en general, no se considera una opción recomendada, frente al resto de opioides disponibles, fundamentalmente debido a su conversión a un metabolito con vida media prolongada en el neonato y los efectos adversos que se derivan de ello.
En cuanto a la vía de administración de los opioides los documentos hablan habitualmente de la vía intravenosa (IV) o intramuscular (IM) destacando que aunque la vía IM es fácil de utilizar, implica una inyección dolorosa, un retraso en el inicio de los efectos y una absorción variable que resulta en niveles plasmáticos impredecibles. Por su parte, la vía IV tiene un inicio de acción más rápido, con menor variabilidad en las concentraciones máximas y, por lo tanto, con la posibilidad de ajustar la dosis para lograr el efecto deseado.
La guía de práctica clínica (GPC) de NICE sobre la atención intraparto(1), actualizada en junio de 2025, entre las opciones descritas para el alivio del dolor durante el parto, incluye la analgesia sistémica con opioides, respecto a la cual plantea que:
- Se ha de asegurar de la disponibilidad de opioides (entre ellos menciona la petidina) en el paritorio.
- Se ha de informar a la mujer que estos medicamentos proporcionarán un alivio limitado del dolor durante el parto y pueden tener efectos secundarios significativos tanto para ella (por ejemplo, somnolencia, náuseas y vómitos) como para su bebé (por ejemplo, depresión respiratoria y somnolencia a corto plazo, que pueden durar varios días y dificultar la lactancia).
Otra GPC australiana sobre el manejo del dolor intraparto(2) afirma que, en general, el uso de opioides sistémicos está disminuyendo. Comenta que la respuesta a los opioides es variable y muchas mujeres continúan experimentando dolor de moderado a intenso después de su administración y que, además, se asocian a efectos neonatales.
En cuanto a cuál es el opioide de elección para el manejo del dolor durante el parto sostiene que no está claro(3) y que deberían seguirse los protocolos locales. No obstante, señala que la petidina no es un opioide de elección, en comparación con otros opioides, debido a su asociación con mayores tasas de ingreso neonatal en la unidad de cuidados intensivos y con la alteración del comportamiento neurológico hasta 60 horas después del nacimiento. En las tablas comparativas que incorpora la guía, tanto morfina como fentanilo se posicionan como opciones preferidas a petidina.
Similar información encontramos en una GPC de la OMS sobre cuidados durante el parto(4) en la cual se alude a que la petidina no es la opción de analgesia opioide preferida, ya que los opioides de acción más corta tienden a tener menos efectos secundarios indeseables; o en la GPC del American College of Obstetricians and Gynecologists sobre analgesia y anestesia obstétrica(5), en la que al hablar de los opioides parenterales destaca que, generalmente, no se recomienda el uso de meperidina para la analgesia periparto porque su metabolito activo, la normeperidina, tiene una vida media prolongada en la madre y una vida media de hasta 72 horas en el neonato y que, además, el efecto de la normeperidina no puede ser antagonizado por la naloxona.
En el sumario de evidencia de UpToDate sobre el manejo farmacológico del dolor durante el trabajo de parto y el parto(6) se comenta que en aquellas mujeres que desean alivio del dolor durante el parto es probable que se les ofrezcan opioides cuando la analgesia neuroaxial no es una opción. Se explica que los opioides tienen las ventajas de ser fáciles de administrar, estar ampliamente disponibles, ser más económicos y ser menos invasivos que las técnicas neuroaxiales, aunque generalmente no se logra un alivio sustancial del dolor del parto. Agrega que, además, los opioides pueden causar náuseas, vómitos, somnolencia y depresión respiratoria en la madre, y atraviesan la placenta, lo que puede manifestarse en el útero por una disminución de la variabilidad de la frecuencia cardíaca fetal o una disminución de la frecuencia cardíaca fetal basal, y en el neonato por depresión respiratoria, puntuaciones de Apgar más bajas, cambios neuroconductuales y menor éxito con la lactancia materna temprana.
En concreto sobre petidina el autor del sumario manifiesta que evita su uso debido a sus posibles efectos secundarios tanto en la parturienta como en el neonato. Describe que los efectos neonatales se relacionan principalmente con la acumulación del metabolito de acción muy prolongada, la normeperidina, que puede afectar el comportamiento neonatal y reducir el esfuerzo respiratorio del bebé y la disposición a la lactancia materna, independientemente de la dosis o el momento de la administración materna. Añade que, además, a diferencia de la meperidina, la normeperidina no se revierte con naloxona. Como razones adicionales para evitar la meperidina señala otros posibles efectos secundarios (como crisis serotoninérgica, convulsiones o neurotoxicidad) y sus múltiples interacciones farmacológicas. En definitiva para el autor, cada vez hay más evidencia que sugiere que otros opioides pueden proporcionar una analgesia superior y más segura que la meperidina.
En un sumario de evidencia de DynaMed sobre medidas de confort (farmacológicas) durante el parto(7) se afirma igualmente que la meperidina generalmente no se recomienda para la analgesia periparto debido a su vida media prolongada (hasta 72 horas en el neonato), lo cual puede asociarse con: puntuaciones de Apgar reducidas, esfuerzo respiratorio deficiente, saturación de oxígeno reducida y efectos neuroconductuales anormales que pueden extenderse hasta los primeros días de vida(8). El sumario hace referencia a que en 2017 la Society of Obstetricians and Gynaecologists of Canada (SOGC) planteaba como recomendación (recogida por la organización Choosing Wisely Canada) no utilizar meperidina para la analgesia del parto debido a sus metabolitos activos de acción prolongada y sus efectos negativos en el comportamiento neonatal. Argumentaba al respecto la SOGC que la meperidina, como analgésico opioide, alivia el dolor del parto, pero existen fármacos superiores. Además, pasa al feto y su eliminación es especialmente prolongada. Persiste en el neonato, lo que interfiere con la adaptación a la vida extrauterina y afecta negativamente la lactancia materna. En conclusión planteaba que dado que existen opciones analgésicas superiores sin estos efectos adversos, no se debería utilizar meperidina si existen alternativas.
Se han revisada de forma adicional dos recientes revisiones narrativas(9,10) que básicamente coinciden en trasladar similar información:
- El uso de opioides durante el parto se asocia con efectos secundarios maternos, como náuseas, vómitos, prurito, sedación y depresión respiratoria; además, los opioides atraviesan la placenta y pueden provocar una reducción de la variabilidad de la frecuencia cardíaca fetal, una reducción de la frecuencia cardíaca fetal basal, depresión respiratoria neonatal, puntuaciones de Apgar más bajas, alteraciones neuroconductuales y una disminución de la lactancia materna temprana.
- El uso de petidina en los últimos años ha disminuido debido a la disponibilidad de opciones alternativas más eficaces y seguras en cuanto a sus posibles efectos secundarios en la madre y el feto.
- La petidina tiene una vida media de 2 a 3 h en la circulación materna pero su metabolito activo normeperidina puede tener una vida media de hasta 72 horas en neonatos. Este fenómeno puede provocar sedación, depresión respiratoria y disminución de la puntuación de Apgar al nacer. El efecto prolongado de la petidina también puede provocar un tono muscular deficiente y una mala succión en el recién nacido, lo que afecta a la lactancia materna.


